domingo, 4 de noviembre de 2012

De lo que escriben, escribo


El último tango de Salvador Allende
Plaza  & Janés
375 páginas


El último tango de Salvador Allende es una novela escrita desde la conciencia, plena, de los alcances de la literatura: su potencialidad, sus limitaciones. Es una narración íntima, intensa, de la vida de hombres ordinarios, y de un país, desde la cotidianeidad. Son tres historias, que no sólo se cruzan en determinado punto, sino que se sobreponen en la memoria. Se mezclan, se enriquecen, se comunican.

También es la historia de los sueños y los fracasos, de las búsquedas, de las desilusiones: de un país, de unas personas.

Quizá el mayor mérito de Roberto Ampuero sea la decisión de abordar de un modo  aparentemente transversal un tema histórico, y con este alejamiento técnico aproximarse, sin miedo, a los acontecimientos. Construye un relato personal, a través del recuerdo, pero sin desconectarse de los hechos.

Es un ajuste de cuentas con la memoria: una muerte que obliga a buscar en el pasado. Los muertos nos reconcilian con la memoria, la que se niega por ignorancia o por miedo. Es la historia (o las historias: las minúsculas y la mayúscula) donde Roberto Ampuero se mueve con dominio, con precisión, con elegancia.

Un vistazo. La muerte de Victoria, obliga a su padre David Kurtz, a trasladarse a Chile, donde trabajó para la CIA, vuelve para convocar los recuerdos extraños, los de la hija, y descubre lo que nunca imaginó mediante el testimonio de un hombre, Rufino, cercano a Salvador Allende.

Con la meticulosa intensidad del relato policiaco, Roberto Ampuero vuelve sobre los últimos días de Salvador Allende y aporta una visión personal, nacida de la admiración y la sinceridad literaria construyendo una novela apasionada que nos lleva por los vericuetos de política y el amor, del olvido.

Y la música, a la manera de anticipación de las emociones, enmarca esta historia singular. Desde Iron Butterfly hasta John Lennon. De José María Contursi a Enrique Santos Discépolo. Tangos y otros ritmos dando cuenta de una época que no puede atraparse con las manos y que sólo los dedos del escritor pueden hacernos sentir.


Si en  Nuestros años verde olivo, Roberto Ampuero logra plasmar la vivencia, en El útimo tango de Salvador Allende la trasciende.  La ficción se hace más real en la medida que se  ficciona, pero también el testimonio real se vuelve ficción. Entre los lindes del dato y la ficción habita la escritura de Roberto Ampuero. Ingenio y vivacidad, destreza narrativa, pero sobre todo la necesidad de contar las cosas, no como son, sino como se recuerdan (aunque se recuerden como son).

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