Justicia
Gerardo Laveaga
Gerardo Laveaga
Alfaguara
334 páginas
334 páginas
Justicia no es una novela convencional. Porque el título desconcierta y tiene en si un peso propio. Porque nos la entrega un hombre que además de su faceta como escritor, es un académico y un servidor público. Por eso y muchas cosas más, Justicia inquieta e intriga.
Estamos ante una novela caótica, poco
ortodoxa que exige la lectura atenta,
meticulosa para ir desentrañando las vetas narrativas: los hechos tomados del acontecer diario que se convierten en imagenes literarias que desencadenan las más inesperadas historias.
En un ambiente ficticio de tanta desbordada
realidad, Gerardo Laveaga guía al lector en una Ciudad de México poblada con
seres tan diversos como los que andan por las calles y oficinas, institutos,
hogares. Estudiantes y ministros de la corte, taxistas, amas de casa se dan cita en esta construcción literaria.
Historias que se mezclan y
entrecruzan. Con sorprendente velocidad pasa de la intriga política a la trama
policiaca sin por ello dejar de indagar
en las motivaciones de los personajes.
Gerado Laveaga, el narrador, es implacable.
En su texto, vuelve evidente lo contradictorio de los sueños ante la inamovible
sucesión de los hechos. Confronta la teoría con la práctica. Abre la
posibilidad de la reflexión en torno a los supuestos que cohesionan a la
sociedad sin negar la referencia de lo que a diario se observa.
No se trata de un simple y doctrinario
pesimismo. No. Lo que Gerardo Laveaga presenta
en su Justicia es un testimonio de
los días que se viven, un intento por capturar la realidad, por más increíble y
descarnada que esta sea.
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