domingo, 22 de abril de 2012

Apuntes hacia ningun sitio

El “secreto” de la justicia

El tema de la justicia parece irresoluble. Indagaciones de diversas índoles abundan, originando respuestas aparentes, con –irremediable– fecha de caducidad. Esto no es grave. El nivel histórico de la construcción conceptual no puede negarse. A cada fragmento de tiempo corresponde un fragmento de verdad.

Hacer lo contrario sería determinar, en el más contundente de los sentidos, contenidos de significado a vocablos que carecen de ellos.

Sucede que verdad y justicia guardan una extraña –comunicante– relación. Por tanto verdad como justicia tiene desarrollos parciales[1] en el devenir temporal.
Platón, en La República –politeia–, tuvo el acierto de mostrar las ideas que de “lo justo”, se tenían en su época, argumentando y contraargumentando lo que a su parecer, a través del Sócrates literario, debía contribuir a constituirnos como verdaderos.

Las sociedades tienen necesidad de justicia. ¿Si hablamos de sociedades plurales es válido hablar de una pluralidad de justicias?

No creo que la respuesta apunte hacia allí, tengo la impresión que a sociedades diversas corresponden diversas manifestaciones de lo justo. Se multiplican las vivencias y las implicaciones pero se invoca (advocatus) un sentido que unifica lo múltiple e impide la contradicción desordenada y destructiva.

Cada tiempo, cada sociedad, tiene la obligatoriedad de responder los cuestionamientos de su circunstancia, otorgando significados nuevos a las premisas antiguas.

Los discursos fáciles, que a todos agradan, pueden llevarnos a la mera exposición moral de nuestras inseguridades.

Llamamos “dictadura del relativismo” a esta contemporaneidad porque tenemos miedo de acabar con la “dictadura del determinismo”.

Dejar de lado lo concreto en pos del “sentido” nos llevaría muy probablemente a entender la posición de Benjamín Espósito, en El secreto de sus ojos.

Que sea lo correcto o no, es otra cosa. Es otra de las cosas que también podemos pensar.



[1] Por un momento quise decir paralelos empujado, pienso por la familiaridad sonora. Al corregir estas líneas, me he percatado de lo terrible del desliz calificador. Decir parcial sólo señala lo limitado de los desarrollos. Paralelo, implica una evolución emparejada pero distante, lo que señalaría, involuntariamente, un carácter ”lejano” entre verdad y justicia.

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